El poder y la gloria
No estamos en Tabasco, cierto, ni esta berenjena tiene aspiraciones de convertirse en heredera del inmortal Graham Green, pero aprovechando que el Pisuerga no admite trasvases, quiero detenerme un instante en esta obra, porque solo la gloria puede salvar al partido magenta, y solo el poder detentado acabará con la formación política que Rosa Díez se ha montado como un club de polo pakistaní, donde hay jinetes y jumentos, siervos y señores, ungidos y denostados.
En una época de corrupciones infinitas, cada vez más ocultas y discretas, parece que sólo es posible elegir entre lo más y lo menos corrupto. Entre tiranos pasarán nuestros días, quien no soporte la tiranía es libre para irse, o para quedarse con su protesta, hasta que esta se haga insoportable para el tirano de turno, y sea, entonces, expulsado del ágape previsto para las Elecciones Municipales
La libertad no puede existir en el interior de la fortaleza, los que quieran libertad deben abandonarla. La democracia será lo que digan los dirigentes, quien quiera otra democracia puede irse. La justicia estará sometida a la arbitrariedad permanente, quien busque otra equidad deberá marcharse. Es lo que hay, no habrá más, no puede haber más, porque la delimitación del proyecto está establecida de antemano y no admitirá modificaciones.
Quien destaque sobre los demás, caso del afrentado Guzmán Fernández, de los románticos demócratas de izquierdas de estanoeslawebdeupyd, de las Auroras, los Buesas, los madrileños, catalanes, valencianos, gallegos, castellanos y andaluces críticos, está condenado al ostracismo, o al abandono del club magenta.
En este partido sólo tienen cabida los que asienten, los que creen que tras las palabras de Rosa sólo hay verdad – no intenciones aviesas-, los que piensan que la lucha es compartida entre los que mandan y los que obedecen, todos designados, es lo mejor para la formación. Como en cualquier secta que se precie, los dirigentes deciden que lugar debe ocupar todo el mundo. Los dirigentes eligen a sus seguidores, es decir, invierten la democracia, que es precisamente lo contrario, que los seguidores elijan a sus dirigentes. Pero no importa, el magenta puede con todo.
Todos miran, dirigentes y dirigidos, al congreso legitimador de noviembre, pensando que será la solución de los males que acontecen en el partido. Tras las purgas estalinistas y todas las arbitrariedades cometidas, esa esperanza es inaudita. Pero son creyentes, no laicos, no agnósticos, no ateos. Creen y confían en que la Divina Progresista proveerá y se equivocan, porque la cosa ya no lleva remedio, el proyecto será lo que quiera Rosa Díez, no lo que quieran los militantes del partido, no hay ninguna posibilidad de que sea otra cosa.
La Divina Progresista
El partido magenta es un club de petanca, que se desinfla por instantes. Los militantes que se han unido al proyecto, que fueron necesarios al comienzo para sacar al partido de la nada, ahora son un estorbo, sobretodo si piensan por sí mismos. Así los más críticos han sido expulsados por opinar, sometidos a juicios inquisitoriales como en cualquier república islámica que se precie, perseguidos, acosados, aislados, y expedientados.
Contemplar a Sosa Wagner diciendo: “Rosa Díez dice...”, resultó patético en las pasadas Elecciones Europeas. Concederle al valido Gorriarán el beneficio de la duda, es terrible, por no decir infame. Pensar que un liberado como Fabo, o un contratado como Pimentel son el no va más de la estrategia, es patético. Estos son los dueños de la empresa electoral que se han montado los muy ladinos a costa de la ingenuidad política de sus compañeros y de los electores que han votado hermosas palabras que no se sostienen con los hechos.
A los que se añaden los amigos designados como coordinadores por todo el territorio, los positivos socialistas de Madrid y Barcelona, algún maoísta, y algún trotskista. Las izquierdas más degeneradas se han reunido para ofrecer la regeneración democrática a este país, nos traen la buena nueva del comunismo patriótico, como siempre, envolviendo la mercancía en el envoltorio de lo deseado, nos ofrecerán la luna con tal de que les dejemos controlar el sol, para que nos deslumbren o nos ensombrezcan. Preparan el último asalto a los cuarteles de invierno de La Moncloa. Haciendo lo que mejor saben hacer: engañar a todo el mundo sobre sus intenciones, excluyendo la libertad y la democracia, según las enseñanzas prácticas de Lenin y Stalin.
La Divina Progresista, es la portavoz del proyecto político más abyecto que ha tenido este país en toda la transición, es precisamente la representación última de todas las degeneraciones, que ofrece a los ciudadanos más hartos, el engaño de lo que anhelan para conseguir sus propósitos personales, su gloria personal, utilizando el poder que le confieran sus votos y sus siervos. La UPyD es la nueva representación de la Izquierda Unida, pero aún más sórdida y degenerada. Es la última vuelta de tuerca al estrangulamiento de la democracia en España, en ese garrote vil en el que la han depositado entre todos los políticos de este país, al servicio de los intereses nacionalistas.
Sobre palabras no se construye el paraiso
Por eso resulta patético escuchar a Rosa Díez llamar garrapata a Alfonso Sastre, el cabeza de la candidatura II en las pasadas europeas. Exigir la disolución de los ayuntamientos de ANV. Cuando ella compartió siete años de gobierno con el tolerante PNV sin decir más que lo de “ven y cuéntalo”, y como dicen las malas lenguas, -Ibarra- sin asistir ni a un solo funeral por las víctimas del terrorismo durante ese tiempo.
Los militantes de UPyD pueden hacer dos o tres cosas: aplaudir, marcharse, y por último, los que creen realmente en la democracia y la libertad, dejarse de seguir mareando la perdiz y denunciar lo que está ocurriendo en el partido, bien para que las cosas cambien, o para que los dirigentes y los trepas no se salgan con la suya, que es vivir a costa del trabajo y las esperanzas defraudadas en los demás.
Es cierto que Rosa Díez se ha proclamado como una defensora a ultranza de las víctimas del terrorismo en los últimos tiempos, un azote de los nacionalistas vascos y baleares –no así de los catalanes, ni los gallegos-, y también es cierto que no pierde ocasión para sacar la cabeza en la prensa consiguiendo titulares diciéndole al gobierno y la oposición que no hacen lo correcto. Pero también es cierto que se ha beneficiado personalmente como nadie de todo ello, y también es cierto que Mikel Buesa es el único valedor que queda en el partido, de que la lucha contra el terrorismo de la Divina Progresista es genuina, auténtica, verdadera, no solo instrumental a sus propósitos personales
Dirán que me excedo en la perspicacia, pero hay algo de incoherencia en su discurso que me hace sospechar, que la desaforada confrontación de la Divina Progresista con el terrorismo y los nacionalismos es puro marketing, estrategia, instrumento, herramienta de sus ambiciones personales. Permítanme ser mal pensada, no lo digo sólo por las denuncias de un nacionalista como Anasagasti, el desentendimiento con su proyecto de María San Gil, de Gotzone Mora, de Nicolás Redondo Terreros, y otros muchos. Las palabras de su rival Ibarra, su cambio de discurso con respecto a Patxi López; su inacción, salvo palabras, en la opresión nacionalista que se vive en Cataluña, que se vivió en Galicia, ni su falta de apoyos claros y definidos en las asociaciones civiles de lucha contra el terrorismo y de apoyo a las víctimas del terrorismo, o la desconfianza que ha despertado en los medios de comunicación, y los periodistas convencidos y comprometidos con la defensa de las víctimas que han apoyado su promoción, ni siquiera porque haya pedido que se reabra el proceso del 11-M, tras las denuncias de Pedro J., que cada vez se ha ido distanciando más del magenta, al igual que ha hecho Losantos, otro de sus valedores iniciales.
Lo digo porque en las propuestas que se hacen para organizar su partido, en las palabras que acompañan a los grandes y pequeños titulares, en los actos que no ofrecen notoriedad, pero sí gratitud en los que sufren, no se observa coherencia entre el discurso y las acciones. Quizás sea demasiado mal pensada, pero como habitualmente se dice, sobretodo en política, piensa mal y acertarás.
Viendo lo que está ocurriendo en el partido, la incoherencia extrema de sus dirigentes, el aplastamiento de los mejores, la dictadura encubierta en la que se vive, voy a atreverme a decirlo públicamente:
¿será posible que Rosa Díez también haya utilizado el tema del terrorismo y la lucha contra los nacionalismos para promocionarse personalmente, buscando el triunfo de su partido como sea?.
Dejo la pregunta en el aire, cada uno, en conciencia, a la vista de lo acontecido, puede intentar respondérsela. Yo, al menos, hoy por hoy, tengo la sospecha de que el discurso de la Divina Progresista en la lucha contra el terrorismo y el nacionalismo vasco –ningún otro le ocupa demasiado- puede ser una excelente estrategia para promocionarse personalmente y vender su partido a los ciudadanos hartos.
El tiempo, ese juez implacable, me dará o quitará la razón en esta cuestión, y pondrá la verdad donde corresponda.
No estamos en Tabasco, cierto, ni esta berenjena tiene aspiraciones de convertirse en heredera del inmortal Graham Green, pero aprovechando que el Pisuerga no admite trasvases, quiero detenerme un instante en esta obra, porque solo la gloria puede salvar al partido magenta, y solo el poder detentado acabará con la formación política que Rosa Díez se ha montado como un club de polo pakistaní, donde hay jinetes y jumentos, siervos y señores, ungidos y denostados.
En una época de corrupciones infinitas, cada vez más ocultas y discretas, parece que sólo es posible elegir entre lo más y lo menos corrupto. Entre tiranos pasarán nuestros días, quien no soporte la tiranía es libre para irse, o para quedarse con su protesta, hasta que esta se haga insoportable para el tirano de turno, y sea, entonces, expulsado del ágape previsto para las Elecciones Municipales
La libertad no puede existir en el interior de la fortaleza, los que quieran libertad deben abandonarla. La democracia será lo que digan los dirigentes, quien quiera otra democracia puede irse. La justicia estará sometida a la arbitrariedad permanente, quien busque otra equidad deberá marcharse. Es lo que hay, no habrá más, no puede haber más, porque la delimitación del proyecto está establecida de antemano y no admitirá modificaciones.
Quien destaque sobre los demás, caso del afrentado Guzmán Fernández, de los románticos demócratas de izquierdas de estanoeslawebdeupyd, de las Auroras, los Buesas, los madrileños, catalanes, valencianos, gallegos, castellanos y andaluces críticos, está condenado al ostracismo, o al abandono del club magenta.
En este partido sólo tienen cabida los que asienten, los que creen que tras las palabras de Rosa sólo hay verdad – no intenciones aviesas-, los que piensan que la lucha es compartida entre los que mandan y los que obedecen, todos designados, es lo mejor para la formación. Como en cualquier secta que se precie, los dirigentes deciden que lugar debe ocupar todo el mundo. Los dirigentes eligen a sus seguidores, es decir, invierten la democracia, que es precisamente lo contrario, que los seguidores elijan a sus dirigentes. Pero no importa, el magenta puede con todo.
Todos miran, dirigentes y dirigidos, al congreso legitimador de noviembre, pensando que será la solución de los males que acontecen en el partido. Tras las purgas estalinistas y todas las arbitrariedades cometidas, esa esperanza es inaudita. Pero son creyentes, no laicos, no agnósticos, no ateos. Creen y confían en que la Divina Progresista proveerá y se equivocan, porque la cosa ya no lleva remedio, el proyecto será lo que quiera Rosa Díez, no lo que quieran los militantes del partido, no hay ninguna posibilidad de que sea otra cosa.
La Divina Progresista
El partido magenta es un club de petanca, que se desinfla por instantes. Los militantes que se han unido al proyecto, que fueron necesarios al comienzo para sacar al partido de la nada, ahora son un estorbo, sobretodo si piensan por sí mismos. Así los más críticos han sido expulsados por opinar, sometidos a juicios inquisitoriales como en cualquier república islámica que se precie, perseguidos, acosados, aislados, y expedientados.
Contemplar a Sosa Wagner diciendo: “Rosa Díez dice...”, resultó patético en las pasadas Elecciones Europeas. Concederle al valido Gorriarán el beneficio de la duda, es terrible, por no decir infame. Pensar que un liberado como Fabo, o un contratado como Pimentel son el no va más de la estrategia, es patético. Estos son los dueños de la empresa electoral que se han montado los muy ladinos a costa de la ingenuidad política de sus compañeros y de los electores que han votado hermosas palabras que no se sostienen con los hechos.
A los que se añaden los amigos designados como coordinadores por todo el territorio, los positivos socialistas de Madrid y Barcelona, algún maoísta, y algún trotskista. Las izquierdas más degeneradas se han reunido para ofrecer la regeneración democrática a este país, nos traen la buena nueva del comunismo patriótico, como siempre, envolviendo la mercancía en el envoltorio de lo deseado, nos ofrecerán la luna con tal de que les dejemos controlar el sol, para que nos deslumbren o nos ensombrezcan. Preparan el último asalto a los cuarteles de invierno de La Moncloa. Haciendo lo que mejor saben hacer: engañar a todo el mundo sobre sus intenciones, excluyendo la libertad y la democracia, según las enseñanzas prácticas de Lenin y Stalin.
La Divina Progresista, es la portavoz del proyecto político más abyecto que ha tenido este país en toda la transición, es precisamente la representación última de todas las degeneraciones, que ofrece a los ciudadanos más hartos, el engaño de lo que anhelan para conseguir sus propósitos personales, su gloria personal, utilizando el poder que le confieran sus votos y sus siervos. La UPyD es la nueva representación de la Izquierda Unida, pero aún más sórdida y degenerada. Es la última vuelta de tuerca al estrangulamiento de la democracia en España, en ese garrote vil en el que la han depositado entre todos los políticos de este país, al servicio de los intereses nacionalistas.
Sobre palabras no se construye el paraiso
Por eso resulta patético escuchar a Rosa Díez llamar garrapata a Alfonso Sastre, el cabeza de la candidatura II en las pasadas europeas. Exigir la disolución de los ayuntamientos de ANV. Cuando ella compartió siete años de gobierno con el tolerante PNV sin decir más que lo de “ven y cuéntalo”, y como dicen las malas lenguas, -Ibarra- sin asistir ni a un solo funeral por las víctimas del terrorismo durante ese tiempo.
Los militantes de UPyD pueden hacer dos o tres cosas: aplaudir, marcharse, y por último, los que creen realmente en la democracia y la libertad, dejarse de seguir mareando la perdiz y denunciar lo que está ocurriendo en el partido, bien para que las cosas cambien, o para que los dirigentes y los trepas no se salgan con la suya, que es vivir a costa del trabajo y las esperanzas defraudadas en los demás.
Es cierto que Rosa Díez se ha proclamado como una defensora a ultranza de las víctimas del terrorismo en los últimos tiempos, un azote de los nacionalistas vascos y baleares –no así de los catalanes, ni los gallegos-, y también es cierto que no pierde ocasión para sacar la cabeza en la prensa consiguiendo titulares diciéndole al gobierno y la oposición que no hacen lo correcto. Pero también es cierto que se ha beneficiado personalmente como nadie de todo ello, y también es cierto que Mikel Buesa es el único valedor que queda en el partido, de que la lucha contra el terrorismo de la Divina Progresista es genuina, auténtica, verdadera, no solo instrumental a sus propósitos personales
Dirán que me excedo en la perspicacia, pero hay algo de incoherencia en su discurso que me hace sospechar, que la desaforada confrontación de la Divina Progresista con el terrorismo y los nacionalismos es puro marketing, estrategia, instrumento, herramienta de sus ambiciones personales. Permítanme ser mal pensada, no lo digo sólo por las denuncias de un nacionalista como Anasagasti, el desentendimiento con su proyecto de María San Gil, de Gotzone Mora, de Nicolás Redondo Terreros, y otros muchos. Las palabras de su rival Ibarra, su cambio de discurso con respecto a Patxi López; su inacción, salvo palabras, en la opresión nacionalista que se vive en Cataluña, que se vivió en Galicia, ni su falta de apoyos claros y definidos en las asociaciones civiles de lucha contra el terrorismo y de apoyo a las víctimas del terrorismo, o la desconfianza que ha despertado en los medios de comunicación, y los periodistas convencidos y comprometidos con la defensa de las víctimas que han apoyado su promoción, ni siquiera porque haya pedido que se reabra el proceso del 11-M, tras las denuncias de Pedro J., que cada vez se ha ido distanciando más del magenta, al igual que ha hecho Losantos, otro de sus valedores iniciales.
Lo digo porque en las propuestas que se hacen para organizar su partido, en las palabras que acompañan a los grandes y pequeños titulares, en los actos que no ofrecen notoriedad, pero sí gratitud en los que sufren, no se observa coherencia entre el discurso y las acciones. Quizás sea demasiado mal pensada, pero como habitualmente se dice, sobretodo en política, piensa mal y acertarás.
Viendo lo que está ocurriendo en el partido, la incoherencia extrema de sus dirigentes, el aplastamiento de los mejores, la dictadura encubierta en la que se vive, voy a atreverme a decirlo públicamente:
¿será posible que Rosa Díez también haya utilizado el tema del terrorismo y la lucha contra los nacionalismos para promocionarse personalmente, buscando el triunfo de su partido como sea?.
Dejo la pregunta en el aire, cada uno, en conciencia, a la vista de lo acontecido, puede intentar respondérsela. Yo, al menos, hoy por hoy, tengo la sospecha de que el discurso de la Divina Progresista en la lucha contra el terrorismo y el nacionalismo vasco –ningún otro le ocupa demasiado- puede ser una excelente estrategia para promocionarse personalmente y vender su partido a los ciudadanos hartos.
El tiempo, ese juez implacable, me dará o quitará la razón en esta cuestión, y pondrá la verdad donde corresponda.
GARRAPATAS POR AQUI, GARRAPATAS POR ALLA: una nueva garrapata asoma en el horizonte (ésta de signo contrario a la garrapata Sastre), el hasta ayer superhéroe Jesús Neira, desde que salió en el programa de Dragó diciendo lo que piensa, ha mutado de rango (por cierto, aquello que ha dicho un prócer peneuvista sobre que no debería dejarse hablar a las viudas de los muertos por ETA, porque desbarran, y que tan lógico escándalo ha provocado, el sr Sopena y los lacayunos de Escolar Netol parecen hacerlas suyas pero en relación con Neira porque no rindió pleitesía al idiota ZP -idiota, en este caso, para cualquier no pesebrista, no es insulto sino definición científica-).
ResponderEliminarYo, garrapata cum laude, me quedo con la coherencia del artículo de Sastre (¿qué esperaban que dijese, desde su circunstancia y su compromiso?: un poco de seriedad y menos demagogia...) como con la coherencia de las declaraciones de Neira y de la viuda de Puelles frente al proxenetismo de quienes manipulan los sentimientos e impulsos de unos y de otros para su beneficio (la señora Díez arriba diseccionada, los Eguiguren, los folloneros, los Zapateros, los incendiarios de las tertulias amigos de encabronar a la gente pero sólo para que manden sms y comentarios y engrosen las audiencias en bucle virtual y no para plantear alternativas serias de actuación ni para desarrollar ese espíritu reservista que tanto distingue, por su patética carencia, a los españolistas de a pie de los israelíes o de los unionistas del Ulster).
TOTALMENTE DE ACUERDO SEÑORA
ResponderEliminarES UNA OPORTUNISTA Y UTILIZA A LOS MUERTOS Y A TODO LO QUE SE LE PONGA POR DELANTE CON TAL DE ALCANZAR SU GLORIA, EL PODER
"Piensa mal y acertarás" NO. Como me enseñó un fraile vasco de mi colegio: «Piensa mal y te quedarás corto»
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