Anticipando la Operación Colibrí

Alguien comentó, no recuerdo quien, que antes de comenzar una batalla en aquellas épocas que los ejércitos se colocaban sobre los mapas de los generales, un inolvidable silencio invadía la escena, mientras la muerte permanecia al acecho; el ojo del huracán de todas las iras, se abría de par en par para permitir el paso a Caronte, el basurero, antes de que los triunfadores pudieran cantar victoria, y los derrotados, pudieran cantar derrota.

En fin, el próximo 30 de junio se conmemora “La noche de los cuchillos largos”, también denominada Operación Colibrí, en alemán literal “Nacht der langen Mecer”, en alemán nazi “Röhm-Putsch” (el golpe de Röhm, porque las víctimas siempre son culpables a los ojos de sus verdugos); han pasado tres cuartos de siglo desde que en un par de días las SS y la Gestapo se ocuparon de la desaparición de 85 de sus compañeros de las SA. El motivo no fue otro que la percepción por parte de Hitler de que las huestes juveniles de Röhm podían independizarse del bloque nazi, decidir sus acciones sin consultar al líder, y poner en peligro el futuro de toda la organización fascista.

Como la historia se reproduce igual que sus protagonistas, es posible que en los próximos días asistamos a un “remake simbólico” del episodio, en esta ocasión en el partido de Rosa Díez. Ciertamente el pescado está vendido, los desplazados a Babia parece que regresan de sus largas vacaciones, y se encuentran de bruces ante una decisión: las órdenes son para cumplirlas o para rebelarse ante ellas (que también es una forma de revelarse).

Habrá que elegir, entre el retorno a la servidumbre o la emancipación precoz y la consecuente condena al ostracismo, anticipo de la exclusión perentoria. Los de la dirección del Partido no se irán de vacaciones dejando las puertas de la fortaleza abiertas, así que habrá que decidirse entre la esclavitud y la libertad.

Nos esperan un par de semanas magníficas, un nuevo episodio histórico de lucha por la libertad contra la opresión, de confrontación de la democracia contra la demagogia, de enfrentamiento entre el pluralismo polimorfo y la autoridad autocrática. Una alegoría más, de los que quieren hacer valer sus derechos contra los que quieren imponer su poder. Deutches Réquiem, otra vez, en esta ocasión sin Borges.

En este escenario es, mucho más que en las Elecciones Europeas, donde UPyD se juega su futuro, porque los humanos seguimos siendo niños, a pesar de todo, que solo podemos creer en leyendas en las que los héroes se dejaron la vida por todos los demás. El sacrificio de los que caigan será abono para los que vengan detrás, o en su defecto, desierto estéril en el que la existencia acabará extinguiéndose. Ratones contra dinosaurios, luchando por un ecosistema que consideran suyo, ahí comienza o acaba todo.

Suerte a los mejores.