Creo que este artículo será el último de esta berenjena antes de la celebración del primer Congresazo Nacional de UPyD, el parto de los montes que acontecerá este fin de semana, si la tecnología lo permite.
Sobre lo de incorporar las nuevas aplicaciones informáticas a la organización de la democracia esta berenjena tiene severas dudas, porque todo lo que sea deshumanizar el proceso de elección de representantes públicos no esta bien, es un error de extrañas consecuencias, que delata las intenciones de los organizadores, y que me recuerda aquella campaña de “Hacienda somos todos” (menos los del Palau-Gürtell-Pretoria-Marbella-Mercasevilla- y las SICAV).
Es cierto que cada sociedad debe adaptarse a su tiempo, pero en este país en el que la gente que concluye sus estudios de secundaria ha pasado en la última década del 49 % al 36 % no está preparado para estas novedades tan singulares. Y mucho menos en las condiciones de desconfianza generalizada en la gestión política de los dirigentes de UPyD en que se va a celebrar este congreso.
Progresar en democracia no es incorporar nuevas tecnologías, que va, progresar en democracia es estimular a los ciudadanos a ejercer su soberanía, a descubrir que la política no es sólo delincuencia, ni los políticos unos aprovechados. Es ejercer derechos y cumplir deberes, pero también exigir libertad y democracia cuando están siendo excluidas de la vida pública.
Y llama poderosamente la atención de esta humilde berenjena que los dirigentes de un partido, que ha impedido la comunicación de sus militantes por internet con la creación de una Intranet o un foro del partido, que han expulsado militantes por expresarse en libertad en una web, que ha cerrado cualquier posibilidad de crítica dentro del partido, incluso censurando hasta los blogs de Rosa Díez y Gorriarán, se apunte alborozado a las últimas tecnologías cuando se trata de gestionar el voto de sus afiliados. No hay ninguna coherencia en este procedimiento, que sin embargo hace sospechar intenciones no reveladas por parte de los dirigentes. La democracia no es sólo votar, al igual que tener una relación de pareja no se limita exclusivamente a echar unos cuantos polvos. Pero hay gente que confunde el amor con el sexo, también en política, habitualmente los que niegan el amor, el sexo, y la entidad humana de su compañero de fatigas. Son los depravados egoistas aspirantes a tiranos los que sólo analizan una relación humana desde lo que les produce exclusivamente a ellos, y entre los dirigentes de UPyd hay alguno/a.
El voto telemático es el preservativo de la democracia, condiciona la relación, distorsiona la excitación y reduce el orgasmo. Y desde luego tiene muy poco sentido cuando lo que se persigue es la fecundación y la reproducción (salvo que eso sea sólo lo que se anuncia, pero no lo que se pretende, que también pudiera ser: un gran pequeño partido de 2.000 militantes fácil de manejar como una compañía militar).
Pero en realidad, de lo que quería hablar a vuesas mercedes magentas era de la decisión que tienen que tomar los afiliados ante el difícil dilema de elegir entre el autor y su obra, es decir entre Rosa Díez y su partido. Sé que resulta difícil esa decisión porque perceptivamente los seguidores del asunto no están preparados para semejante esquizofrenia. Claro, como se va a apartar a Rosa Díez de su obra. ¿Pero quién pretende tal cosa?. Rosa Díez es el mayor valor de UPyD, pero UPyD no es sólo Rosa Díez (por mucho que ella así lo piense), bastante ha tenido Rosa con dedicarse a promocionar la cosa por el mundo y que bien lo hace, como para encargarse directamente de la organización del partido. La cuestión es que a quienes Rosa Díez ha encargado la organización y gestión de las cosas del partido, han hecho la mayor chapuza de la historia política española reciente, y eso con un periodo de dos años en el que los dirigentes han hecho y deshecho lo que les ha dado la gana sin rendir cuentas a nadie. Y Rosa no se siente con fuerza moral para abandonar a los primeros que la acompañaron, por eso está siendo injusta con los que vinieron después, y que sus guardianes han aplastado en sus derechos.
Nadie cuestiona a Rosa Díez, sino a su equipo, que debería engrosar las páginas del Guinnes de la torpeza política y la miseria humana. La cuestión es si el partido puede funcionar mejor en el futuro con el más de lo mismo representado por ese alférez provisional metido a comandante en jefe que es Martínez Gorriarán, o con la gente que representa el espíritu original del partido y que aboga por el diálogo y la coherencia con el manifiesto fundacional, que representa la candidatura de Valia Merino. Eso es lo que deben decidir los afiliados y no otra cosa.
¿Cómo decidir lo mejor para UPyD?
Y para ayudarles voy a relatarles cuatro momentos de la historia en que unos ciudadanos se vieron expuestos a un conflicto similar, y lo haré mencionando a cinco personajes singulares y ejemplares: Cromwell, Marat, Tom Paine, el general Riego y por último, Valia Merino. Lo haré de la forma más breve posible para exponer mi pensamiento enrevesado de berenjena provecta.
Cromwell sometió a la monarquía británica al poder del pueblo, aunque para ello tuviera que decapitar a Carlos I, el único Rey inglés que se dejó la cabeza en la profesión, por haberla perdido antes en la organización de una auténtica tiranía que los representantes populares no aceptaron. Oliverio Cromwell ejecutó a Carlos I, porque más vale un pueblo sin rey que un rey sin pueblo.
Marat era un chiflado idealista, aunque médico de profesión, su causa siempre fue la de los más débiles, cierto es que posiblemente también se excediera como juez supremo de los tribunales de Salud Pública que acontecieron en la Revolución Francesa, pero por lo que he decidido mencionarlo no es por eso, sino porque cuando “el incorruptible” Robespierre implantó el régimen del Terror, guillotinando a todo el que se movía a un ritmo que él no había decidido según sus planes magníficos, Marat no tuvo duda en ejecutarlo también antes de que acabará con media Francia.
Tom Paine no ejecutó a nadie, pero gracias a su libelo “Sentido Común” las fuerzas rebeldes contra la corona inglesa, lograron en un esfuerzo último de los que salen del corazón, más que de la cabeza, la independencia norteamericana. Pero también impidió en su día la invasión de Francia por los ingleses, diciéndoles que resultaría muy onerosa, al tiempo que daba alas a los revolucionarios galos para que se organizaran suficientemente para impedir una posible invasión de ingleses o austro-húngaros. El mundo de la libertad, tiene una profunda deuda contraida con Thomas Paine.
En penúltimo lugar, quiero referirme al General Riego, que podría considerarse el gran legitimador de la nación política española, porque gracias a su intervención, el díscolo e infame Fernando VII fue obligado a sancionar la Constitución de 1812, que convirtió en soberano a nuestro pueblo para siempre.
Y por último, Valia Merino, que se preguntará con razón que hace aquí, pues sencillamente ocupar el lugar que le corresponde, porque con este chaval madrileño la historia continúa, sencillamente, mientras que con los que acompañan a su rival, la historia regresa a no se sabe que siglo de regímenes feudales o absolutos. Valia no ha hecho nada más que enfrentarse a la opresión y el reparto inicuo de privilegios, como los cuatro personajes que le preceden. No sabemos prácticamente nada de Valia, ni falta que nos hace, porque no es Valia quien se presenta a la elección como regidor del partido magenta, somos todos los demócratas libres los que nos presentamos en él.
Rosa Díez se ha equivocado esta vez, al provocar que su elección tenga que ir acompañada de la gente que ha destrozado la buena convivencia en el partido, ha impedido la libertad, se ha cargado la democracia y la justicia y encima se rie en la cara de los vapuleados, y de todos los demás, librándose de la competencia al ir bajo el manto de la Divina Progresista. Esto es un estúpido acto de soberbia que no se puede conceder ni siquiera a Rosa Díez, no en el siglo XXI, no en un país que vive en democracia y libertad.
Valia representa la democracia y la libertad, eso está claro, y por eso termino la serie ejemplar con Valia, porque posiblemente ninguno de los personajes que menciono haya tenido voluntad de representarse a sí mismo, sino la inexcusable responsabilidad de cumplir con su deber ético contra la tiranía, el despotismo, y la mezquindad de los poderosos; Cromwell fue exhumado de su tumba para ser colgado, Marat fue asesinado en su bañera por Charlotte Corday, Tom Paine murió solo, en la miseria y abjurando de los clérigos que le habían ido a consolar, lo que impidió que lo enterraran en sagrado, y el General Riego fue ajusticiado por el felón Fernándo VII cuando logró hacerse de nuevo con el poder.
A Valia no le espera la fortuna en esta obra, porque la vida de los héroes no es de buen pronóstico y sólo cuando desaparecen, pueden residir eternamente en la memoria y el corazón de sus deudos. No es el pueblo agradecido con quienes lo liberan del yugo de los tiranos, y menos en España.
Querido Valia, como no hay triunfo sin tragedia, esta berenjena se inmolará si triunfas en el Congreso y resultas elegido,; desapareceré discretamente para siempre en el plato de algún sindicalista o político aventajado, que no sabrá ni lo que está engullendo, y lo haré, porque mi existencia ya no será necesaria. Lucha fuerte, perdón, mucha suerte.
Acordaos de mi nombre y no lo olvidéis, ciudadanos de UPyD, soberanos, demócratas y libres: Yo Elijo
Un beso muy grande, queridos lectores y lectoras, ojalá esta sea mi despedida de todos vosotros. La muerte cobra sentido cuando la vida ha sido maravillosa.
Sobre lo de incorporar las nuevas aplicaciones informáticas a la organización de la democracia esta berenjena tiene severas dudas, porque todo lo que sea deshumanizar el proceso de elección de representantes públicos no esta bien, es un error de extrañas consecuencias, que delata las intenciones de los organizadores, y que me recuerda aquella campaña de “Hacienda somos todos” (menos los del Palau-Gürtell-Pretoria-Marbella-Mercasevilla- y las SICAV).
Es cierto que cada sociedad debe adaptarse a su tiempo, pero en este país en el que la gente que concluye sus estudios de secundaria ha pasado en la última década del 49 % al 36 % no está preparado para estas novedades tan singulares. Y mucho menos en las condiciones de desconfianza generalizada en la gestión política de los dirigentes de UPyD en que se va a celebrar este congreso.
Progresar en democracia no es incorporar nuevas tecnologías, que va, progresar en democracia es estimular a los ciudadanos a ejercer su soberanía, a descubrir que la política no es sólo delincuencia, ni los políticos unos aprovechados. Es ejercer derechos y cumplir deberes, pero también exigir libertad y democracia cuando están siendo excluidas de la vida pública.
Y llama poderosamente la atención de esta humilde berenjena que los dirigentes de un partido, que ha impedido la comunicación de sus militantes por internet con la creación de una Intranet o un foro del partido, que han expulsado militantes por expresarse en libertad en una web, que ha cerrado cualquier posibilidad de crítica dentro del partido, incluso censurando hasta los blogs de Rosa Díez y Gorriarán, se apunte alborozado a las últimas tecnologías cuando se trata de gestionar el voto de sus afiliados. No hay ninguna coherencia en este procedimiento, que sin embargo hace sospechar intenciones no reveladas por parte de los dirigentes. La democracia no es sólo votar, al igual que tener una relación de pareja no se limita exclusivamente a echar unos cuantos polvos. Pero hay gente que confunde el amor con el sexo, también en política, habitualmente los que niegan el amor, el sexo, y la entidad humana de su compañero de fatigas. Son los depravados egoistas aspirantes a tiranos los que sólo analizan una relación humana desde lo que les produce exclusivamente a ellos, y entre los dirigentes de UPyd hay alguno/a.
El voto telemático es el preservativo de la democracia, condiciona la relación, distorsiona la excitación y reduce el orgasmo. Y desde luego tiene muy poco sentido cuando lo que se persigue es la fecundación y la reproducción (salvo que eso sea sólo lo que se anuncia, pero no lo que se pretende, que también pudiera ser: un gran pequeño partido de 2.000 militantes fácil de manejar como una compañía militar).
Pero en realidad, de lo que quería hablar a vuesas mercedes magentas era de la decisión que tienen que tomar los afiliados ante el difícil dilema de elegir entre el autor y su obra, es decir entre Rosa Díez y su partido. Sé que resulta difícil esa decisión porque perceptivamente los seguidores del asunto no están preparados para semejante esquizofrenia. Claro, como se va a apartar a Rosa Díez de su obra. ¿Pero quién pretende tal cosa?. Rosa Díez es el mayor valor de UPyD, pero UPyD no es sólo Rosa Díez (por mucho que ella así lo piense), bastante ha tenido Rosa con dedicarse a promocionar la cosa por el mundo y que bien lo hace, como para encargarse directamente de la organización del partido. La cuestión es que a quienes Rosa Díez ha encargado la organización y gestión de las cosas del partido, han hecho la mayor chapuza de la historia política española reciente, y eso con un periodo de dos años en el que los dirigentes han hecho y deshecho lo que les ha dado la gana sin rendir cuentas a nadie. Y Rosa no se siente con fuerza moral para abandonar a los primeros que la acompañaron, por eso está siendo injusta con los que vinieron después, y que sus guardianes han aplastado en sus derechos.
Nadie cuestiona a Rosa Díez, sino a su equipo, que debería engrosar las páginas del Guinnes de la torpeza política y la miseria humana. La cuestión es si el partido puede funcionar mejor en el futuro con el más de lo mismo representado por ese alférez provisional metido a comandante en jefe que es Martínez Gorriarán, o con la gente que representa el espíritu original del partido y que aboga por el diálogo y la coherencia con el manifiesto fundacional, que representa la candidatura de Valia Merino. Eso es lo que deben decidir los afiliados y no otra cosa.
¿Cómo decidir lo mejor para UPyD?
Y para ayudarles voy a relatarles cuatro momentos de la historia en que unos ciudadanos se vieron expuestos a un conflicto similar, y lo haré mencionando a cinco personajes singulares y ejemplares: Cromwell, Marat, Tom Paine, el general Riego y por último, Valia Merino. Lo haré de la forma más breve posible para exponer mi pensamiento enrevesado de berenjena provecta.
Cromwell sometió a la monarquía británica al poder del pueblo, aunque para ello tuviera que decapitar a Carlos I, el único Rey inglés que se dejó la cabeza en la profesión, por haberla perdido antes en la organización de una auténtica tiranía que los representantes populares no aceptaron. Oliverio Cromwell ejecutó a Carlos I, porque más vale un pueblo sin rey que un rey sin pueblo.
Marat era un chiflado idealista, aunque médico de profesión, su causa siempre fue la de los más débiles, cierto es que posiblemente también se excediera como juez supremo de los tribunales de Salud Pública que acontecieron en la Revolución Francesa, pero por lo que he decidido mencionarlo no es por eso, sino porque cuando “el incorruptible” Robespierre implantó el régimen del Terror, guillotinando a todo el que se movía a un ritmo que él no había decidido según sus planes magníficos, Marat no tuvo duda en ejecutarlo también antes de que acabará con media Francia.
Tom Paine no ejecutó a nadie, pero gracias a su libelo “Sentido Común” las fuerzas rebeldes contra la corona inglesa, lograron en un esfuerzo último de los que salen del corazón, más que de la cabeza, la independencia norteamericana. Pero también impidió en su día la invasión de Francia por los ingleses, diciéndoles que resultaría muy onerosa, al tiempo que daba alas a los revolucionarios galos para que se organizaran suficientemente para impedir una posible invasión de ingleses o austro-húngaros. El mundo de la libertad, tiene una profunda deuda contraida con Thomas Paine.
En penúltimo lugar, quiero referirme al General Riego, que podría considerarse el gran legitimador de la nación política española, porque gracias a su intervención, el díscolo e infame Fernando VII fue obligado a sancionar la Constitución de 1812, que convirtió en soberano a nuestro pueblo para siempre.
Y por último, Valia Merino, que se preguntará con razón que hace aquí, pues sencillamente ocupar el lugar que le corresponde, porque con este chaval madrileño la historia continúa, sencillamente, mientras que con los que acompañan a su rival, la historia regresa a no se sabe que siglo de regímenes feudales o absolutos. Valia no ha hecho nada más que enfrentarse a la opresión y el reparto inicuo de privilegios, como los cuatro personajes que le preceden. No sabemos prácticamente nada de Valia, ni falta que nos hace, porque no es Valia quien se presenta a la elección como regidor del partido magenta, somos todos los demócratas libres los que nos presentamos en él.
Rosa Díez se ha equivocado esta vez, al provocar que su elección tenga que ir acompañada de la gente que ha destrozado la buena convivencia en el partido, ha impedido la libertad, se ha cargado la democracia y la justicia y encima se rie en la cara de los vapuleados, y de todos los demás, librándose de la competencia al ir bajo el manto de la Divina Progresista. Esto es un estúpido acto de soberbia que no se puede conceder ni siquiera a Rosa Díez, no en el siglo XXI, no en un país que vive en democracia y libertad.
Valia representa la democracia y la libertad, eso está claro, y por eso termino la serie ejemplar con Valia, porque posiblemente ninguno de los personajes que menciono haya tenido voluntad de representarse a sí mismo, sino la inexcusable responsabilidad de cumplir con su deber ético contra la tiranía, el despotismo, y la mezquindad de los poderosos; Cromwell fue exhumado de su tumba para ser colgado, Marat fue asesinado en su bañera por Charlotte Corday, Tom Paine murió solo, en la miseria y abjurando de los clérigos que le habían ido a consolar, lo que impidió que lo enterraran en sagrado, y el General Riego fue ajusticiado por el felón Fernándo VII cuando logró hacerse de nuevo con el poder.
A Valia no le espera la fortuna en esta obra, porque la vida de los héroes no es de buen pronóstico y sólo cuando desaparecen, pueden residir eternamente en la memoria y el corazón de sus deudos. No es el pueblo agradecido con quienes lo liberan del yugo de los tiranos, y menos en España.
Querido Valia, como no hay triunfo sin tragedia, esta berenjena se inmolará si triunfas en el Congreso y resultas elegido,; desapareceré discretamente para siempre en el plato de algún sindicalista o político aventajado, que no sabrá ni lo que está engullendo, y lo haré, porque mi existencia ya no será necesaria. Lucha fuerte, perdón, mucha suerte.
Acordaos de mi nombre y no lo olvidéis, ciudadanos de UPyD, soberanos, demócratas y libres: Yo Elijo
Un beso muy grande, queridos lectores y lectoras, ojalá esta sea mi despedida de todos vosotros. La muerte cobra sentido cuando la vida ha sido maravillosa.