jueves, 16 de julio de 2009

Comienza el espectáculo


Ahora que se han ido Mikel Buesa y unos cuantos más, y que los de estanoeslawebdeupyd están caminito de la salida; ahora que algunos de los más fieles seguidores del magenta están viviendo el conflicto en que les han metido los dirigentes designados y los críticos designados de UPyD (que sí, que todos han sido designados, tú que no protestas, callas y aplaudes, serás dirigente; mientras que tú, que preguntas, hablas y aplaudes poco serás crítico). Esta es una de las ventajas de los partidos autoritarios, que todos son designados, oficiales y críticos.

A lo que iba, que ahora que unos están fuera, otros dentro y otros pensándose si merece la pena continuar con esta pantomima, se puede hacer una reflexión sobre los estados de ánimo de los militantes de UPyD, este partido que está en crisis de crecimiento intelectual, porque realmente no da más de sí. El pensamiento único hará estragos en los próximos meses, el partido se llenará de notables aspirantes a concejales, porque la política de tierra quemada de los que respetan la democracia y denuncian su inexistencia en el partido magenta, ha vetado el lugar como un escenario más tóxico que Chernobyl, para los que tengan otra idea que la de sus propias aspiraciones personales en política.

Al final, siempre ocurre lo mismo, las crisis, si se saben manejar fortalecen el partido, pero si no se sabe conducirlas, generan tales destrozos que resultará prácticamente imposible levantar cabeza. Así que todos han resultado perdedores, los demócratas que se han ido para sus casas, de forma voluntaria o involuntaria, y los trepas que se han quedado esperando una promoción personal que mejore exclusivamente sus circunstancias vitales, con la pancarta alzada de “es por vuestro bien, ciudadanos”. Quizás haya un tercer grupo, más ingenuo y menos avezado en estas cosas de la política, que piensa que el Congreso de noviembre será la panacea de todos los males, estos están al borde del pensamiento mágico, porque las posibilidades de que el bodrio se reconfigure hasta convertir el partido en una formación democrática, en que la pluralidad, la libertad y la justicia sean posibles, es más difícil que una rectificación de la infalible Progresista, que nunca se equivoca, o que Gatokan, tenga un debate con sus siervos en igualdad de condiciones.

El retrato final de la escena queda de la siguiente forma: unos se van porque no hay democracia interna, porque la divina es la divina, y porque no han venido para guiar a los camellos de los emires por el desierto de las intenciones sobrevenidas; otros se van porque se han dado cuenta de que como la designación directa por los que mandan es la frontera que les separa de su destino político, que ahora se ve limitado a lo de hacer méritos, la pelota y el lisonjeo suficiente para ser elegidos para la gloria; otros, en fin, se van porque se han hartado del espectáculo y se han dado cuenta de que la agonía será larga y están dispuestos a perdérsela. Pero quizás más importante que los que se van son los que se quedan, viendo las barbas del vecino rasuradas. La democracia estará restringida, la libertad clausurada, la única pluralidad será la de decir que sí, y la justicia les recordará a los tribunales islámicos.

Dentro de unos meses, permanecer en UPyD será sinónimo de arribista, de trepa, de político descarado que quiere medrar a cualquier precio, de pelotas, de siervo, y de no sé cuantas cosas más.

Y ya me imagino cuando Rosa Díez llegue al Parlamento pidiendo democracia y le contesten que está ella buena para dar lecciones, que pida libertad, y le digan que primero debería concederla a los suyos; que hable de igualdad, y le espeten que si como la que han tenido en su propio partido los que han tenido que largarse; y cuando hable de la justicia, le dirán que si ya cumple su formación la Ley de Partidos, o sigue de carencia ilegal.

El panorama es desolador, porque a partir de ahora Rosa Díez va a estar más vigilada por sus rivales y los periodistas de lo que lo ha estado en toda su vida, y no nos engañemos, Rosa Díez tiene un discurso muy populista, que queda muy bien, porque siempre dice lo que se espera que diga, como un lorito, pero en la réplica baja bastante, sobre todo si es inmediata, no tiene recursos propios, tiene salidas, nada más; carece de coherencia lógica y cuando le aprieten las tuercas acabará metiendo la pata por la presión y eso será noticia. A estas alturas no va a aprender los trucos de la retórica, es demasiado mayor y soberbia para que permita que alguien le enseñe algo, y ella, como los buenos toreros sale a la arena a hacer una buena faena, pero no sabe capear una mala racha, para que no se note. Se ha encastillado tanto en el discurso positivo que ahora está atrapada por sus propias palabras, no puede rectificar fácilmente, y simplemente cumplir objetivos, hasta otra oportunidad mejor.

El peor enemigo de Rosa Díez va a ser su anhelado protagonismo, no se ha dado cuenta de que si bien puede soportar lo que le echen, los focos y los maquillajes, lo que no puede soportar es su propio discurso, por eso los micrófonos y las notas de los periodistas se volverán contra ella. Hasta ahora lo tenía fácil, solo tenía que decir lo que no decían Zapatero o Rajoy, pero ahora lo tendrá muy difícil, porque tendrá que sostener con sus propias palabras los hechos de Rosa Díez en su partido o arriesgarse a quedar como una charlatana dicharachera.

Los que se van lo han hecho muy bien, porque su acción, como la de los buenos picadores y subalternos, ha servido para dejar a la Divina ante los micrófonos, ante el diestro mediático, que no le va a pasar por alto los rebufos y los amagos. Y como el partido de Rosa Díez es sólo de Rosa Díez, la responsabilidad sobre lo que ocurra, de ahora en adelante, también será exclusivamente de Rosa Díez y sus fieles seguidores. La autocrítica no existe, así que los enemigos tendrán la culpa de lo que ocurra en la formación magenta.

El partido se ha liberado de críticos, pero inicia una lenta y dolorosa agonía, los críticos han quitado el velo que cubría la auténtica catadura moral de la formación magenta, y ahora los periodistas esperan ansiosos para retratar su hedionda deriva. Este país nuestro no es indulgente con los que desbarran, aunque lo sea con los que defienden la alegría o la independencia moral. A Zapatero o a Rajoy se les perdonan muchas cosas que a Rosa Díez no se le disculparán y Rosa Díez tampoco disculpará a quien no la perdone o le marque un desconchado. Sin duda, el espectáculo está garantizado.

Es lo malo que tiene ser diva, que un día, por una tontería cualquiera, se deja de serlo, se cae del pedestal y ya no se puede volver a subir a él. Así es la vida. Quien a infamia mata a infamia muere. Quien calla ante las injusticias, se condena a recibir el mismo silencio cuando se cometan con ella. Quien no acepta las protestas ajenas, no puede exigir que las propias se escuchen. Quien pidió en el PSOE democracia, no puede negarla en UPyD, cuando es la que corta el bacalao. Las incoherencias políticas se pagan con elevados intereses.

Ahora, Rosa Díez nos podrá mostrar su auténtica resistencia, con viento de proa, no se surcan los mares electorales. Esa es la tormenta que se avecina, y no la de los que se van desconsolados por el engaño a que han sido sometidos.

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