viernes, 5 de junio de 2009

UPyD Madrid: la rebelión de los críticos



Hace aproximadamente un año, esta carta que circuló de forma anónima entre los militantes, indicaba la situación, hoy, a pesar del acta de diputado de Rosa Díez, se puede decir que ha empeorado


A los afiliados y simpatizantes de UPyD:

Somos un grupo de militantes de Unión Progreso y Democracia procedentes de diferentes comités provinciales asociados a varias coordinadoras autonómicas que queremos poner de manifiesto nuestro descontento con el actual sistema de organización de nuestro partido.

Sabemos que la actual falta de transparencia y de democracia interna en UPyD está creando problemas de diversa naturaleza en varias de las coordinadoras de nuestra formación y siempre bajo un denominador común: la falta de participación de las bases de UPyD en la toma de decisiones.

Consideramos que la deficiente organización del partido en varias áreas está provocando dimisiones tanto en comités locales como en coordinadoras territoriales como en el Consejo Político, algo que es preocupante en una organización que apenas tiene unos meses de vida. Muchos comités provinciales están inactivos y las coordinadoras apenas se reunen debido a una manifiesta falta de interés por parte de la dirección actual en que los afiliados y militantes de UPyD ejerzan activamente sus derechos.


ESTADO DE LA CUESTIÓN

Valoramos positivamente que durante la etapa de campaña electoral, el partido haya estado centrado en su presentación de ideas ante la sociedad española en lugar de su estructuración interna, ahora bien, cuatro meses después de las elecciones el partido ya no puede eludir la necesidad de acometer de manera firme y decidida una reorganización democrática de sus órganos, máxime si, como pretendemos, queremos ser un partido que haga de la regeneración democrática su bandera.

De nada sirve que nos presentemos ante nuestros votantes como un partido innovador que apuesta por una nueva forma de entender la política y la democracia si UPyD no cumple con una serie de requisitos recogidos en la Ley de Partidos Políticos, en la Constitución Española y en sus propios Estatutos.

Pensamos que el partido ya no se encuentra en una fase embrionaria ni se trata de una plataforma política, es una formación con representación parlamentaria que está en condiciones de aportar grandes ideas a la política española siempre y cuando exista la voluntad de construir un partido político, no una simple estructura de apoyo temporal y estacionario a un determinado líder político.

En todos los partidos políticos españoles, el comité ejecutivo está regulado y controlado por una asamblea u organismo de representación territorial y no al revés. Es la Ejecutiva la que rinde cuenta ante sus afiliados y no al contrario. No comprendemos el motivo por el que el entonces y en todo momento, e Consejo de Dirección de UPyD actúa siempre sin solicitar informes al resto de órganos del partido sin informar con la debida transparencia a los afiliados de sus actuaciones y decisiones.

Es importante que los afiliados tomen conciencia de que el partido no es propiedad de un reducido grupo de personas sino que UPyD pertenece a todos sus militantes. No pretendemos con estas propuestas impulsar un movimiento asambleario pues somos conscientes de la imposibilidad práctica de articular decisiones mediante métodos de democracia directa, pero conviene que el partido comience a introducir mecanismos de democratización en la elección de sus representantes tanto en los comités locales, como en las coordinadoras como en el Consejo Político y que las decisiones tomadas en estos órganos sean recogidas en actas públicas disponibles para cualquier afiliado.

Los afiliados hemos sido informados varias veces que este partido funciona atendiendo a dos criterios fundamentales: el 'consenso' y la 'confianza'. Son criterios útiles siempre que UpyD posea un funcionamiento interno democrático. Sin elecciones libres o votaciones en los órganos de representación, el 'consenso' y la 'confianza' tienden más bien a la imposición y a la arbitrariedad de las decisiones y de las personas como todos hemos comprobado en nuestras coordinadoras y comités.

Se nos indica desde el Consejo de Dirección que lo importante en UPyD es el mensaje del partido y no la organización interna. No tenemos ninguna duda de que eso es cierto, sin embargo, para trasladar el mensaje a nuestro electorado necesitamos una organización eficaz basada también en la legitimidad de origen de los cargos electos del partido en todos los órganos de UPyD, de lo contrario, no será posible adaptar el mensaje de UPyD a las necesidades de cada provincia o comunidad autónoma como de hecho ya está ocurriendo, pues sólo las dudas y problemas internos que se están generando y los debates que se están suscitando ya están apartando a los afiliados de su cometido primordial.

ÓRGANOS NO DEMOCRÁTICOS

La imposición en buena parte de las actividades del partido ha tenido su máxima expresión en la reciente renovación del Consejo Político y del Consejo de Dirección a instancias del propio Consejo de Dirección de UPyD. Existen múltiples argumentos para cuestionar la necesidad de renovar un Consejo Político que se ha creado hace menos de un año pero los hay mucho más vigorosos para poner en duda el mecanismo de renovación utilizado y la absoluta falta de rigor y transparencia en la ejecución de la citada 'renovación'.

Algunos militantes y simpatizantes de UPyD observamos con envidia la celebración de congresos nacionales y autonómicos en otros partidos y contemplamos con sorpresa como el 'fundacional' de UPyD no se celebrará hasta el año 2009, en una decisión supuestamente tomada por el Consejo Político que ni siquiera fue votada en dicho órgano durante su toma de consideración.

Por otro lado, se ha desarrollado un proceso de renovación del Consejo Político en condiciones de máxima oscuridad y con grandes turbulencias en la mayor parte de las coordinadoras pues ni estaba claro el mecanismo de renovación, ni había consenso sobre quienes eran los miembros del Consejo Político puesto que jamás el partido ha publicado ni publicitado una lista con sus miembros pasando por alto el derecho de los afiliados según los estatutos de UPyD ''a ser informados acerca de la composición de los órganos directivos y de administración o sobre las decisiones adoptadas por los órganos directivos, sobre las actividades realizadas y sobre la situación económica''.

A las sucesivas reuniones del Consejo Político desde la fundación del partido se ha ido desconvocando a consejeros sin motivo alguno. Ese hecho también ha ocurrido con algunos miembros de coordinadoras y se ha repetido en algunos comités locales. Los miembros del Consejo Político rara vez han efectuado votaciones y en cuanto ha habido alguien con posiciones críticas inmediatamente ha sido censurado.

No nos parece éste el adecuado modo de actuar de uno de los dos máximos órgano del partido entre congresos, sobre todo si además, su renovación no ha sido votada por el Consejo Político, responde a una iniciativa de un reducido grupo de personas y además, como sabemos, no cuenta con el respaldo de todo el Consejo de Dirección.
Entendemos que, tal y como se recoge en los Estatutos de UPyD, la función del Consejo Político es supervisar toda la acción política del partido pues es también junto al Consejo de Dirección el órgano supremo entre congresos, por lo tanto, ninguno de los miembros del consejo puede ser expulsado del mismo sin el consentimiento del resto de consejeros, de lo contrario se estarían infringiendo los derechos del consejero expulsado.


LA SITUACIÓN EN EL CONSEJO DE DIRECCIÓN

Tras las elecciones del pasado 9 de marzo una serie de miembros del Consejo de Dirección han sido informados telefónicamente de que dejaban de pertenecer al mismo. Nadie ha aprobado tal decisión, y tampoco el Consejo Político el pasado 5 de julio dado que la renovación del Consejo de Dirección se efectuó antes de que los miembros del Consejo Político tuvieran conocimiento de la misma.


Ni siquiera ese hecho es el más ilegal: los estatutos exigen que el Consejo de Dirección sea elegido ''por el Congreso de la Asamblea General por sufragio libre y secreto''. Es decir que el único órgano competente para cesar o nombrar a nuevos miembros del Consejo de Dirección es la Asamblea General de UPyD durante un Congreso del partido, algo que, como todos sabemos no ha sucedido. Por lo tanto, el Consejo de Dirección n o puede decidir por sí mismo el cese de parte de sus miembros ni tampoco es órgano competente para ordenar su propia renovación. Si los miembros del Consejo de Dirección entienden que es necesaria una modificación sustancial en sus filas, la única manera legal y estatutaria de efectuarla es mediante la celebración de un Congreso del partido.

Confluyen en este caso como se ve, varias irregularidades flagrantes, el Consejo de Dirección aprueba renovarse a sí mismo sin contar con el resto de órganos del partido, y el Consejo Político ya 'renovado' por orden del Consejo de Dirección, se ve obligado a aprobar ' a posteriori' la renovación del Consejo de Dirección, una situación kafkiana además de a todas luces antiestatutaria.

Los estatutos de UPyD incluyen una disposición transitoria en la que se indica que el Congreso no se celebrará antes de dos años, sin embargo, también se indica en otra disposición que la organización del partido se regirá por los principios recogidos en dichos estatutos atendiendo a los cuales, si el Consejo de Dirección se renueva ha de hacerlo a través de una Asamblea General.

Por lo tanto sólo existen dos salidas: o se convoca Congreso para renovar al Consejo de Dirección o si se tiene en cuenta la disposición transitoria, no se puede bajo ningún concepto renovar el Consejo de Dirección hasta dentro de dos años, momento en el que se celebra el Congreso del partido.


LA SITUACIÓN EN EL CONSEJO POLÍTICO

En similares circunstancias se encuentra el Consejo Político que únicamente puede ser renovado y nombrado por la Asamblea General. Ni el Consejo de Dirección ni el propio Consejo Político pueden aprobar su renovación según se recoge en los estatutos: ''El partido creará un Consejo Político colegiado para deliberar sobre el programa y estrategias. Estará compuesto por un mínimo de 100 miembros y un máximo de 150, incluyendo a todos los miembros del Consejo de Dirección. Será elegido por la Asamblea General constituida en Congreso para el periodo entre congresos. Hasta entonces, estará formado por los miembros del Consejo de Dirección, representantes de las Plataformas territoriales y personas relevantes que proponga incorporar el Consejo, éstas últimas en número no superior a 35''.

Si existe la necesidad de renovar el Consejo Político ha de convocarse un Congreso para que sea la Asamblea General la que decida o, en su defecto, si se tiene en cuenta la disposición transitoria, no podrá renovarse el Consejo Político hasta el momento en el que se celebre el Congreso de UPyD.

Si se ejecuta una renovación a día de hoy del Consejo Político sin convocar un Congreso, nada impedirá que dentro de seis meses, se vuelva a producir otra renovación atendiendo a nuevos criterios y así 'ad infinitum'. Si es el Congreso el único órgano capaz de renovar el Consejo Político, es evidente que la actual renovación emprendida es fraudulenta y que los consejeros reunidos el pasado 5 de julio en Madrid no han sido elegidos conforme a lo recogido en los Estatutos de UPyD, es decir fue un Consejo Político fuera de la norma y por lo tanto ilegal.
Otras consideraciones nos merece el mecanismo de funcionamiento interno del Consejo Político, pues es un órgano inoperante que en realidad no toma decisiones, pero entendemos que esa reflexión es necesaria después de aclarar el propio mecanismo de constitución del órgano en cuestión

LA SITUACIÓN EN LAS COORDINADORAS

Desde la fundación del partido, y aunque desde la actual dirección se pretenden establecer mecanismos de comunicación únicamente verticales, buena parte de los afiliados de UPyD mantenemos contactos de carácter horizontal y hemos detectado que la situación en la mayoría de coordinadoras autonómicas es idéntica: coordinadores no elegidos democráticamente, miembros de coordinadoras que no son convocados, coordinadoras en las que el número de miembros es variable dependiendo de las fechas, decisiones no consensuadas y en definitiva un denominador común: tensiones y discusiones constantes.

La causa ya se ha apuntado más arriba: no existen procedimientos democráticos tampoco en las coordinadoras autonómicas y falta legitimidad de origen lo que produce malos resultados en la actividad política y un funcionamiento de muy bajo rendimiento.

El episodio más reciente de falta de democracia lo hemos vivido en el procedimiento de 'selección' de los miembros del Consejo Político en cada una de las coordinadoras: consejeros recomendados 'desde arriba', elecciones 'a dedo', propuestas de elección sin debate, en definitiva procedimientos todos ellos muy alejados de una simple votación.


LA NECESIDAD DE DEMOCRATIZAR UPYD

Reconocemos en el fondo que todas las decisiones que ha tomado el actual Consejo de Dirección hasta el momento están presididas por la buena fe, pero también observamos que algunas maniobras no son propias de un partido que se dice regenerador de la democracia española, sobre todo si el partido incumple sus propios estatutos.

Entendemos que la renovación de ideas y personas es imposible en UPyD si su funcionamiento interno no es democrático. Hasta ahora no se han descrito fórmulas de validación de nuevas candidaturas y de participación y por lo tanto se ha impedido impiden que los militantes voten libremente a los miembros de sus comités locales, a los miembros de sus coordinadoras y a los miembros del Consejo Político.
La ausencia de elección democrática por parte de los afiliados del partido produce que las personas que ahora ocupan responsabilidades en el partido se limiten a seguir el guión marcado por quien los ha colocado y son incapaces por lo tanto de defender un discurso propio.

Eso en realidad no tiene por qué ser malo, es más, es lo ideal si lo que se pretende es mantener controladas a las bases, pero ante la carencia de selección entre diferentes propuestas que compitan por captar el voto directo, libre y secreto de los afiliados, se perpetúa el pensamiento único y se dificulta la renovación ideológica dentro de la organización.

Si además se aplican medidas contra los no alineados con el discurso de la dirección, se margina a los librepensadores, se impide la introducción de nuevas ideas que ayuden con mayores bríos a la evolución del partido.

A las anteriores carencias, habría que sumar la necesidad de selección previa, mediante los votos de los militantes, de los candidatos oficiales que deben representar al partido en cada periodo electoral de modo que el elegido resultase de una discusión pública sobre su capacidad de liderazgo, preparación, ideas y valores.
Como ya se ha indicado echamos en falta la instauración de procesos verdaderamente democráticos entre otras razones para respetar el artículo 6 de la Constitución donde se explicita respecto a los partidos políticos que "su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos".

En UPyD no sólo se han interpuesto trabas estatutarias a la participación de los afiliados es que ni siquiera están explicitados en sus estatutos la necesidad de conseguir compromisarios como avales en la celebración de un supuesto congreso de tal manera que se impide cualquier disensión dentro del partido.
Creemos que actualmente UPyD está actuando de forma endogámica y huye en realidad de la renovación interna, evitando preguntar "directamente" cuál es la voluntad de los militantes acerca de las ideas y los proyectos.

Consideramos que deben ser los afiliados y no los actuales órganos de dirección los que deben decidir quienes deben ser promovidos dentro de la organización interna y, en las diferentes elecciones, quienes deben ser candidatos. Sólo de esta manera se logrará alzar a las personas más capaces a posiciones que impulsen el partido. La propia y repentina necesidad de renovación actual de algunos órganos nos hace pensar que hasta ahora el criterio de 'selección' no ha debido ser el más adecuado.

Por ello, si queremos un mejor comportamiento de nuestra organización, es preciso exigir la obligatoriedad constitucional de democracia interna "efectiva" y aplicar el voto "libre, igual, directo y secreto" a todas sus elecciones de cargos directivos y de candidatos, sólo de esta manera nos convertirnos en una alternativa convincente ante los ciudadanos y dejaremos de ser 'el partido de Rosa Díez'.
Pensamos que UPyD es un proyecto necesario en la sociedad española, por ello, de cara pedimos que se facilite la participación de las bases del partido. Los militantes somos la unión más cercana que tiene UPyD con los ciudadanos y potenciales votantes. Ellos de hecho son los primeros en conocer los fallos del partido en cuanto se acercan a los comités locales.

Esta iniciativa no va ni contra nadie, ni a favor de nadie porque la militancia es UPyD, y por lo tanto la voluntad de los afiliados de UPyD no es otra que hacer crecer y más fuerte a UPyD.


QUIENES SOMOS

Somos un grupo muy heterogéneo de afiliados de UPyD pertenecientes a diferentes coordinadoras autonómicas y comités locales del partido. Este texto ha sido enviado para su debate a afiliados de UPyD de toda España y hemos de decir con sorpresa que, aunque es compartido prácticamente en su totalidad por buena parte de ellos, la gran mayoría no está dispuesta a ceder su nombre para firmarlo. Las razones aducidas son muy diferentes, pero todas tienen un denominador común: el miedo. Si hay afiliados de este partido que no quieren ceder su nombre por miedo, esto debe hacernos a todos pararnos a reflexionar durante algunos minutos.

Los estatutos de UPyD recogen en el derecho de los afiliados ''A divulgar sus propuestas en el interior del partido con el apoyo de los órganos de dirección, con vistas a mantener debates internos sobre cuestiones de política general o sectorial y de programa, y sobre asuntos de la organización''. Este es el motivo último por el que, este manifiesto por la democratización de UPyD no va a ir firmado, porque no hemos encontrado a suficientes afiliados dispuestos a dar el paso. Nos hemos planteado la posibilidad de desechar el texto por falta de apoyos formales, pero creemos que, por el momento, y aunque de manera anónima, puede servir de ayuda para la reflexión colectiva y en el fondo contribuir a construir un mejor partido.


En Madrid, a 7 de julio de 2008.

NOTA: La situación actual en Madrid, con los enfrentamientos entre los gerifaltes, se merece un capítulo especial, que se publicará próximamente.

1 comentario:

  1. ARRASANDO DURANTE LAS ÚLTIMAS HORAS.
    MUY BUEN POST.
    ANTONIO SALVADOR, AUNQUE ESTA FUERA DEL CONSEJO ES EL SOPLON DEL GORRI EN VALENCIA. UN PERSONAJE SINIESTRO

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