lunes, 17 de agosto de 2009

Reflexiones Caniculares




Nuestra existencia está determinada por las circunstancias, en mayor grado que por la política. Las condiciones económicas y culturales de nuestro ámbito de desarrollo, las oportunidades de aprendizaje, el origen particular de cada uno, las relaciones humanas establecidas y los escenarios sociales visitados, es decir, la experiencia que vamos acumulando a lo largo de nuestra vida, contribuye a configurar nuestro destino mucho más que la política. Somos lo que hacemos, y hacemos lo que somos.

Sin embargo, los políticos nos invitan a creer que su intervención sobre nuestras vidas, tanto en las cuestiones comunes, como en las privadas, ejerce una influencia poderosa sobre nuestra existencia, vienen a decirnos que nuestra vida sin ellos sería catastrófica, cuando más bien ocurre lo contrario, a pesar de los políticos –estos políticos- vamos avanzando como podemos, a lo largo de nuestras vidas, y de la historia.

El rol de los políticos ha desplazado a los intermediarios religiosos, porque han ocupado el nicho cultural que conecta a los simples mortales –ciudadanos- con el más allá en forma de poderes del Estado y sus instituciones, a falta de cielos y nirvanas. Los nuevos chamanes, se imbuyen a sí mismos de inherentes poderes de los que carecen, para convencer a sus fieles seguidores de que sin su intervención entre los recursos que producimos y concedemos al Estado, y la redistribución de los mismos que ellos deciden, nuestras vidas serían un desastre, cuando en realidad posiblemente lo serían las suyas y las nuestras mejorarían ostensiblemente.

La usurpación del poder por los nuevos brujos y magos, es la última falacia a derribar en las sociedades avanzadas. Es falso que el poder emane de las características peculiares de ningún ser humano, al menos en el siglo XXI, más bien lo hace de la confianza conferida por sus seguidores, habitualmente engañados y estafados.

Al contrario, las negligencias e ineptitudes demostradas por los políticos, el clima de corrupción en el que sobreviven y que contagian a la sociedad que les acoge, los engaños urdidos para estafar a la opinión pública, y el enorme desprecio por los ciudadanos asustados con un infierno inexistente sin su presencia, que acaban sublimándoles, son las razones fundamentales de que los ciudadanos suframos y soportemos un deterioro permanente en nuestras vidas

Las acciones de los políticos, en particular las que afectan a los ciudadanos de la joven democracia española, se fundamentan en la “mitocracia”, el gobierno fundamentado en las creencias, antes que en la “logocracia”, el gobierno fundamentado en la razón. La política española pertenece al ámbito de las creencias antes que al de la racionalidad, porque no puede haber racionalidad que imponga la irracionalidad, la coacción, el despropósito, la ineficacia y la violencia, con el consentimiento de los aturdidos ciudadanos convertidos en siervos de unos patanes solemnes.

El único problema a resolver por los ciudadanos españoles en cuanto a la política, es el de promover la evolución de los partidos políticos desde una mitología fundamentada en plegarias y discursos huecos, a la racionalidad constatada de los hechos y la responsabilidad.

Los grandes partidos políticos españoles aguardan cómodos su extinción próxima, porque serán incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos en que los ciudadanos asumirán la responsabilidad de la política. Los pequeños partidos, como Ciutadans y UPyD, sólo aspiran a sustituir a los grandes, a arrancarles algo de su poder al descuido, no a cambiar la relación política entre ciudadanos y políticos; son los nuevos dinosaurios que quieren sustituir a los grandes reptiles y no los mamíferos necesarios para cambiar realmente las cosas en la política en relación a los tiempos que vivimos.

Por eso resulta absurdo contemplar a ciudadanos sin complejos, negacionistas acomplejados, posibilistas de la racionalidad inexistente, devanarse los sesos para salvar al partido de Rosa Díez, y establecer un acuerdo imposible entre la usurpación dogmática de los detentadores organizados de forma sectaria y la necesaria acción pública fundamentada en los principios de la democracia, la libertad y la justicia.

Una propuesta de esta berenjena muy sencilla: dejad de engañaos con la pantomima bizantina de si las creencias pueden evolucionar hacia la racionalidad, porque lo que está absolutamente claro es que la racionalidad no puede existir en un ámbito fundamentado exclusivamente en las creencias que soportan la “mitocracia” de UPyD. ¿Qué más pruebas son necesarias a fecha actual?.

Los talibanes no negocian sobre su fe, se soportan en ella precisamente para ejecutar a los infieles e incrédulos, cumpliendo eficientemente la tarea para la que han sido designados por la divina progresista (o la divina providencia, igual da).

En un mundo exclusivamente racional en el ámbito de la política, que es lo que creo que todos anhelamos, no hay ninguna justificación para la conversión de los talibanes en paladines de la racionalidad; sólo cabe su extinción, para procurar un futuro sin talibanes, no hay negociación posible, y cualquier intento de establecerla, será aprovechada por los talibanes para consolidar su imperio y su ley contra los demócratas.

Esta berenjena ha hablado y espera que los demócratas seguidores de UPyD se pongan de una vez a la altura de lo que les exige la realidad y se dejen de servir a los intereses de los usurpadores.

Si Rosa Díez y su corte son los que impiden la democracia en UPyD, lo que sobra es Rosa Díez y su corte, no la democracia

1 comentario:

  1. 20090817 - Eli Jo, no se qué comentar puesto que lo has dicho tú todo. Creo que lo único que nos queda por añadir es: Que si.

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