sábado, 24 de octubre de 2009

Anatomía de un Despropósito






La política ha suplantado a la religión en las sociedades occidentales avanzadas, el fenómeno se puede apreciar España, quizás mejor que en otros lugares de nuestro ámbito cultural. La democracia se ha extinguido discretamente, de forma desapercibida, pasando a engrosar el anaquel de las ilusiones baldías y los propósitos diezmados.

Los españoles tenemos un grave problema con el poder en los albores del siglo XXI, en realidad siempre lo hemos tenido, pero resulta extraño que aún sigamos teniéndolo en nuestros días. En este país somos incapaces de organizarnos en un objetivo político compartido, y ser coherentes con el mismo. Parece que la fatalidad impide, una y otra vez, que se logre lo previsto.

En esta ocasión, una vez más, nos corresponde hablar de UPyD, no porque le tengamos especial cariño al proyecto personal de Rosa Díez, apoyado por una oligarquía designada y una militancia amorfa a la medida de sus propósitos, sino porque es el mejor ejemplo presente para analizar la imposibilidad de materialización de una formación política coherente, que al menos no se contradiga a si misma, prometiendo el paraíso a los ciudadanos si alcanza el poder, y al mismo tiempo, construyendo un infierno particular en su casa en el que arden todas las ilusiones de los más nobles seguidores de sus propuestas.

Dos razones nos inducen a realizar la disección del partido de Rosa Díez, la primera es que se encuentra en proceso de formación, se puede decir que todavía no ha nacido democráticamente y ya cumple todos los criterios de malformación para sugerir su aborto político. La segunda se refiere a la torpeza de seguir los planos de un proyecto despótico, en una época en que la libertad de expresión es posible; construir una tiranía “ex novo” en estos tiempos es difícil, lo que no quiere decir que derrocar las existentes sea fácil.

Por eso nos ocupamos de UPyD, porque las enseñanzas que se derivan de su proceso de creación y destrucción, son esencialmente didácticas para los ciudadanos más atentos de la política española.

Todavía no ha celebrado la formación magenta su primer congreso “no democrático” y ya resulta imposible creer en sus propuestas, porque han sido demasiados los errores cometidos: expulsión de los críticos, selección “no democrática” de los delegados, organización de un Congreso inoperante, vulneración de la Constitución Española, de la Ley de Partidos, homenajes al autoritarismo, totalitarismo, despotismo, y mal gusto, y otra larga serie de despropósitos, que resulta extraño contener en un proyecto que tiene sólamente dos años desde su fecundación entre unos amables dirigentes y unos ingenuos ciudadanos.

Los factores que han contribuido a que en esta ocasión, no se pueda urdir la trama de ocultación que es inherente al resto de formaciones políticas de nuestro país, han sido los relacionados con internet, porque sin la comunicación instantánea que nos permite la red de redes, hubiera sido imposible mostrar públicamente la construcción de este partido. Pero tampoco hubiera resultado posible, si una colección de ciudadanos con criterios independientes y respeto por si mismos se hubieran plantado ante el adefesio dentro del partido, si otros, que vivieron experiencias similares no les hubieran mostrado los incumplimientos críticos; si todos, en su conjunto, no hubieran formado una orquesta singular y polimorfa, transversal en su propósito, para interpretar una sinfonía solemne de protesta, ante el exterminio de la democracia y el secuestro de la libertad en el partido.

Es cierto, que tampoco se hubiera conseguido, si los dirigentes de UPyD estuvieran mejor dotados intelectualmente, y la habilidad política fuera una de sus virtudes, pero no ha sido así, y el hecho de utilizar las artimañas más decrépitas del sindicalismo de clase en la organización del engendro ha facilitado la labor de desenmascaramiento; debemos por tanto agradecer a ese estratega de la talla del tobillo de Napoleón, que es nuestro estimado Gatokan, que nos haya facilitado tanto las cosas.

La anatomía de UPyD se resume fácilmente, una cúpula dirigente que establece de forma jerárquica quien acompaña a los dirigentes en el proyecto, y no al revés, lo que podría ser considerado como una democracia; habiendo retrocedido políticamente hasta la época feudal en la que los señores elegían a sus súbditos y eliminaban impunemente a sus detractores. Los seguidores de carácter servil podrán seguir adelante, mientras que los herejes serán excluidos del proyecto, y así, como quien no quiere la cosa, se ha construido un engendro político en el que el autoritarismo más despótico y el totalitarismo más siniestro son los guiones del futuro, unido al desprecio elitista por todos los que se atreven a contravenir el pensamiento único y monográfico de permitir que esa eminencia que es Rosa Díez y sus edecanes más próximos, establezcan el destino de todos los demás.

El I Congreso de UPyD, que se celebrará en Madrid los días 20, 21 y 22 de noviembre será una ceremonia de consagración de la Divina Progresista, nada más, la democracia ya no puede existir en un acto religioso de una secta política, que es en lo que se ha quedado el proyecto. Rosa Díez quedará legitimada democráticamente para poder ejercer en su partido el poder absoluto, mientras se dedica a recorrer los medios de comunicación de este país promoviendo la regeneración democrática que tanto necesitamos, y estos periodistas que tanto se quejan de la muerte de la información "veraz" que supone internet, se sigan callando y haciéndole favores, por si acaso mañana pudieran cobrárselos.

Concederle un solo voto de confianza a Rosa Díez a partir de ahora, sería como permitirle a Jack el Destripador que nos hiciera un lifting, esta berenjena se queda con Adolfo Domínguez para siempre.

¡Que continue el espectáculo! (a la entrada del acto se repartirán bolsitas de papel para las eyaculaciones. Se ruega no contener los orgasmos)

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